martes, 19 de febrero de 2008

NADA

Para Andrea Dorado

Ni el azul, en su clara transparencia
te salva de mis pequeñas perversiones
ni tu actitud de gatita al acecho
ni el cuero sensual que cubre tus piernas
ni tu manos de erótico negro enguantadas
ni el collar, los aros o pulseras
ni el hilo que esconde tu pubis
nada te salva de mi tortuosos deseos.
Salvo tus pechos de niña hembra
tus pezones breves y carnales
tu piel deseada hasta el último poro
tu pelo de fiera leona voluptuosa
tu rostro en la sombra azul de tus ojos
tu pequeña boca de rojo encarnado
salvo toda tu amenazante hermosura
nada te salva de mi delirante lujuria.

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