viernes, 22 de febrero de 2008

DIOSA SOLA



Para Miriam

Sola, quieta, pensativa y silenciosa
como la estatua de una diosa triste
de mármol tibio y ojos serenos,
sola, como dulce vestal penitente,
lejana e intocable habitante
del templo sagrado del amor.

Sola, hermosa, intensa y virginal
en medio del blanco y negro arco iris,
el rostro como ausente de ella misma,
la breve piel que quema y enciende
todos los ojos que se atreven a romper
el hechizo de su cuerpo imperturbable
en el descanso de la sensual sacerdotisa
que en la hoguera de sus propios sueños arde.

Sola, sobre el solitario lecho perfumado,
esperando al amante que una noche la bese
y la despierte del letargo de su eterna soledad.

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