Hay en ella una hembra que la domina
que la manda en esa soledad que la abruma,
cuando viste su pequeña tanga
y su femenino brassiere.
Y esa hembra necesita que la miren,
la presientan,
la deseen,
la desnuden,
la olfateen,
la penetren,
la succionen,
la palpen,
la desgarren...
hasta el más intenso e intimo placer.
Ella es coqueta y provocativa,
descarada y apasionada,
y le encantan ser seducida,
pero en el fondo de la hembra
hay una mujer que necesita ser amada,
entregarse entera y abierta
toda ella,
una mujer que necesita sentirse poseída,
que alguien la haga gozar y sufrir
con todas las ansias de su cuerpo,
hembra y mujer, así es Josefa...
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