Para Linda Grimanesa
Tibias columnas insinuantes
que suben hasta el alto paraíso,
humos, hiedras, bambúes, obeliscos
delicias esperando una caricia
que contornee la piel perfumada
y encope las suaves nalgas ofrecidas.
Mármol carnal de hembra golosa
en la seda acechando y en altos tacos
al macho que la posea y la quiebre
en fragmentos de mujer escondida
en grititos de fiera gatita en celo.
Suaves pilastras que enloquecen
que erectan, que rompen el deseo
que esperan una boca traviesa
que las trepe a besos húmedos
que haga cumbre en el pubis
y desate allí en el vértice secreto
las turbulentas tormentas del sexo.
Tus piernas poseen la perfecta forma
y la turbadora belleza inalcanzable
de todas las hembras que he tocado.
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