Para Angy
Negro sobre la palidez de tu piel
cristal intocable en su tibieza
coronación de sublime persistencia
que mis manos sueñan acariciar
en un rito nocturno y salvaje.
Y hay más que la misteriosa belleza
de tu rostro perfectamente maquillado,
hay una piel y una carne palpitante,
también tensos deseos de hembra
sobreviviendo al celo de su sexo;
acechando, esperando, anhelando,
al semental que la posea y la rompa
que la fragmente en sus fuertes brazos
que la revuelque sobre el lecho sudoroso
y la justifique en un último susurrado gemido,
en ese grito del deseo saciado en un clímax
que le muerda sin herir su alma desaforada.
Pero el elegante negro sobre tu pálida piel
esconde en su perfección la seria dama
que sonríe tímida detrás de sus ojos soñadores,
a la hembra ardiente que soporta sus tensos deseos.
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