jueves, 11 de diciembre de 2008

CINCUENTA Y UNO


Para Jazmín


No haya número que limite de tu cuerpo tus impúdicos deseos

ni cifra que borre de tu alma tus candentes sueños femeninos

porque deseos y sueños te habitan como esas fuertes raíces

que se aferran a las resecas arenas de un aun solitario desierto.

Lo que hay son esperanzas, ilusiones de un día o una noche

entregada a un macho que te rompa los fríos cristales

que entre en ti como un toro urgiendo tu piel con su fuego

hurgando en tu jardín perfumado, quebrando el ramaje,

pisoteando las flores, desvirgándote como hembra en celo,

montándote como en tus más ardientes y eróticas pesadillas.

Y porque además los años te embellecen, te dan esa madurez

que dan los días soleados a las vides para dar un vino más dulce,

y tu piel tiene la suavidad de la seda, que con solo tocarla despierta

y tu boca esta más cerca del beso o de aquel delicioso pecado.

Veo tu imagen y eres la misma flor de jazmín encendida

recortada por el recato que guarda el secreto de tu vida,

y tus piernas con tus medias como siempre me excitan

y el vestido te hace ver más mujer, más hembra, mas dama

y el collar, la pulsera y tus tacos plateados más reina

de toda la feminidad que posees, hasta en la coqueta pose

que a propósito muestra sensual tu pequeño y tierno clítoris.


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