Para Pamela, en deseos
Te prevengo damita deliciosa
que he decidido ir y hundirme
en el intento feroz de seducirte,
a pesar de la infranqueable distancia
que nos hace los cuerpos imposibles.
He aquí tu Barón solitario, el mismo,
el varón de tus próximas noches y sueños,
el hombre que adivinaron tus cartas
y que te ardía en tu boca y tus manos.
Soy un lejano macho ebrio de ti, de tu piel,
de tus ansias escondidas y tus secretos,
busco pene-trar en tus oscuros laberintos
para poseer la oculta virginidad de tu alma.
Buscaré entonces tu abrazo enternecido
donde anidan tus deseos más perversos
y buscaré también ese beso encendido,
para acosarte en todas tus imágenes
con el embrujo y fuego de mi verbo.
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