martes, 24 de febrero de 2009

LA MANO DE ELISA


Para Elisa, mujer escondida


En la brevedad deliciosa de tus pechos

en tu mano con sus rubíes encendidos

en tu piel apenas vista en tu recato,

veo el aletear de la escondida paloma

que busca alzar el vuelo hacia tus sueños.

En tus pechos, dunas de un calido desierto

acechan tibias las arenas de tus insomnios

esperando la caricia tierna pero impúdica

de aquel que romperá el cristal de tus miedos

y te hará florecer vibrante sobre un lecho.

En tu piel, bajo la blusa y la turquesa

siento el estremecimiento de tu alma,

como una intensa mariposa atrapada,

e imagino su roce sensual contra otra piel

incendiando la yesca reseca de la noche.

En esa mano que toca, acaricia o esconde

tu suave seno de mujer en intima hoguera,

veo las ansias desoladas que te queman,

esos deseos que vagan inquietos buscando;

la brusca salida, la puerta o la pequeña grieta

por donde huyas a la plena libertad de tu cuerpo.


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