Para Elisa, mujer escondida
En la brevedad deliciosa de tus pechos
en tu mano con sus rubíes encendidos
en tu piel apenas vista en tu recato,
veo el aletear de la escondida paloma
que busca alzar el vuelo hacia tus sueños.
En tus pechos, dunas de un calido desierto
acechan tibias las arenas de tus insomnios
esperando la caricia tierna pero impúdica
de aquel que romperá el cristal de tus miedos
y te hará florecer vibrante sobre un lecho.
En tu piel, bajo la blusa y la turquesa
siento el estremecimiento de tu alma,
como una intensa mariposa atrapada,
e imagino su roce sensual contra otra piel
incendiando la yesca reseca de la noche.
En esa mano que toca, acaricia o esconde
tu suave seno de mujer en intima hoguera,
veo las ansias desoladas que te queman,
esos deseos que vagan inquietos buscando;
la brusca salida, la puerta o la pequeña grieta
por donde huyas a la plena libertad de tu cuerpo.
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