Para Jazmín M.
Solo ese rojo intenso y lleno
separa tu piel de mis deseos,
y las suaves colinas de tus pechos
de mi boca ávida de tus pezones
Desde ese rojo de pasión plena
surgen tus brazos mórbidos,
la sutil belleza de tu rostro
y la fría soberbia de tus ojos.
En el violento descaro de ese rojo
tu carne palpita en su hoguera
y crepita salvaje en las brasas
de tu cuerpo flextado en el deseo.
Aun así, ese rojo sangriento
que niega la erótica visión
de tus nalgas de hembra,
se abre como un capullo
para la flor de tus piernas
Pero ese rojo fuego no impide
en mi imaginación perversa,
que te desnude y acaricie
hasta llegar al solitario clímax
como si ese rojo no existiera.
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