sábado, 19 de enero de 2008


Para Vero

No el negro misterio sobre tus pechos,
No el rosado femenino y mortal de tu falda,
No tus pies delicadamente calzados,
No tus joyas de gitana tintineante,
No tu pose de niña dulce y coqueta,
No el sillón y los cojines pecadores,
No el paisaje de mar atardeciendo,
No el muñequito que te mira embobado,
No la mariposa congelada en su vuelo,
No las trémulas varas que quietas adornan,
No esto ni aquello, no lo citado y descrito,
No, nada puede quitarme la perversa obsesión
De enredarme en las finas redes de tus piernas
Y así atrapado, como pez incierto y encendido
Morirme ahogado de ti en la orilla misma de tus ojos.

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