Para S. H.
No puedes evitar florecer en la imagen
con los suaves mármoles de tus piernas
la intensa lascivia de tus muslos desnudos
la sensación de ser así mujer provocando,
no puedes evitar abandonarte al sortilegio
de sentir que femenina excitas y erectas,
que invocas la hembra que en ti habita
y por ti los machos urgen sus miembros,
que elevas las oscuras lujurias sodomíticas
y por instantes eres reina de falos punzantes
abierta diosa succionante y divina meretriz,
no puedes evitar que quien te mira imagine
tu tímido clítoris, tu ceñido ojal sexual,
tus pechos núbiles y tu boca pecadora,
no puedes evitar ser el sueño prohibido
para este fauno que te goza en tu imagen.
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