Para
Norma, la chica deseable
Cuantos morirían por despeñarse en la hondura
de tu cuerpo
por sumirse entre las breves lunas de tus
pechos núbiles
por naufragar en esa provocativa semidesnudez
incitante
por extraviarse extasiados por esos mórbidos
paisajes
por buscar el secreto aroma de tu piel con
ambiguo delirio
de esas excitantes tersuras arrastrados en sus
impúdicos oleajes.
Cuantos suicidas habrán cerrados los ojos en su
último instante
para volver a ver por última vez tus femeninos
y pálidos muslos
y soñar que ascienden lamiendo entre ellos hasta
alcanzar tus paraísos.
Cuantos machos te seguirán imaginando en cuatro
en tu lecho
desnuda como una hembra esperando el sodomítico
rito del deseo.
Cuantos mástiles se elevarán erectos en el mar
de tus lujurias
para zarpar hacia tus mullidas nalga y
desembarcar punzantes
en esa flor carnal que palpita ansiosa de una suculenta
penetración.
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