domingo, 27 de julio de 2014

POR


Para  Edith Erraez

Por la suave tersura del muslo
por su excelsa carnalidad vigente
por el negro y los rojos florecidos
por esos negros tacos inquietantes
por el escorzo y el breve conejito
por la pose sugerente del brazo
por el lecho circular y mullido
por el cobertor que la contrasta
por los espejos y la rara pintura
por su largo pelo negro y salvaje
por sus suaves pechos escondidos
por la comba perfecta de sus nalgas
por sus piernas sensuales y cruzadas
por la punta de los dedos de sus pies
por los aros en rojas flores colgantes
por los lentes y el rostro ocultos
por todos esos ambiguos detalles
recorrería a lamidos por piel entera
recabando todos sus mágicos sabores
sus fragancias de hembra escondida
sus misteriosos y túrgidos secretos
para devorar ansioso su silencio
para penetrar ansioso en sus deseos.


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